mutilación

Comencé la lectura, predispuesta a leer algo que me sacara del aburrimiento – y eso no sucede todos los días- La invención de la soledad de Paul Auster llamó mi atención en el acervo de la biblioteca central de mi H. Centro Universitario, así que lo pedí prestado para las vacaciones de semana santa y comencé la lectura.

“Coloca una hoja en blanco sobre la mesa y escribe estas palabras con su pluma: Fue. Nunca volverá a ser”.
Las primeras líneas de El libro de la memoria (que es la segunda parte del libro), me atrapó, lo confieso, aunque al ser una obra traducida, el encanto es de dos, en primera Auster quien lo escribió -en inglés- y la segunda la traductora Eugenia Ciocchini de esta edición que no podría comprar ni en descuentos de feria literaria...-las ediciones de Anagrama siempre son mi sufrir en cada FIL-

Pero esto no lo es todo, basta de choros mareadores y a lo que voy es a poner una queja y a reputearle la madre a quien lo hizo (aunque nunca sepa quien fue). Resulta que alguien arrancó las últimas páginas del libro, sí de “un libro público” que es parte de una biblioteca universitaria; que está al alcance de estudiantes, profesores, etc, que si bien no podemos adquirirlo ésta es la mejor forma de tener acceso a esos textos tan cotizados.

“Su prístina geometría de líneas blancas hierba verde y tierra marrón son un icono”

Las últimas líneas que pude leer.

¿Por qué mutilar libros? No se vale. Eso es todo.